La obra de Dana Echeverría nos invita a pasearnos la realidad del entre, que es el resultado del existir en dos mundos. Este fenómeno cada vez más común en la sociedad global, que está siendo descrito por su autora a través de la imagen desde su experiencia y percepción individual.
Su lenguaje gráfico tiende a buscar una expresión por medio de la línea. En sus composiciones vemos que hay una serie de interacciones entre las representaciones figurativas y el seguimiento de un trazo intuitivo que envuelve o rellena éstas. La representación de estas figuras no está concentrada en valores cromáticos ni volumétricos,  el espacio en el que se desenvuelven esta insinuado con geometrías de pocos gestos. Este uso mínimo de elementos crea un ambiente de limpieza, donde el ornamento se interpreta como una guía visual para que espectador vaya hacia los puntos más importantes según su autora. Estas imágenes juegan con la mirada, la cuál se pasea por las diferentes prioridades de la línea, entre gruesas y delgadas, paralelas y radiales. El trabajo es paciente, y ofrece un aire de tensión, por un lado gracias a una fuerte importancia del contorno. Pero más que nada, por la sensación de autocontrol que se percibe a través de una línea que parece no cambiar de velocidad a lo largo del dibujo. No hay rayones ni sombreados, solo una sobria continuidad de trazo que sigue el dictado de su intuición, para entregarnos su muy peculiar manera de ver el mundo.

Carlos Kossak 
[ Doctor en Bellas Artes ]
[ Pintor ecuatoriano - polaco ]